Lulu, el afortunado perrito, recibió un total de 5 millones de dólares tras el fallecimiento de su dueño, un empresario estadounidense. 

Las herencias son un tema complicado, sobre todo cuando hay varios familiares que pueden beneficiarse de ellas, sin embargo, este no es el caso de Bill Dorris, un empresario estadounidense que decidió dejar su herencia a su mejor amigo: su perro. 

Según varios medios, el empresario norteamericano tenía claro cuál sería su última voluntad: «Cinco millones de dólares serán transferidos a un fideicomiso que se creará tras mi muerte para el cuidado de mi border collie Lulu para satisfacer todas sus necesidades», dejó plasmado en el testamento. 

De esta manera, la cuantiosa fortuna pasaría a pertenecer exclusivamente a su perro Lulu. 

Sin embargo, el testamento también señala que Martha Burton es la nueva cuidadora de Lulu. Se trata de una amiga de confianza de Bill que ha cuidado a la mascota en varias ocasiones a causa de los numerosos viajes de trabajo del empresario. Martha deberá utilizar el fondo monetario de manera exclusiva para los cuidados mensuales del perro y cualquier gasto necesario en su mantenimiento. «Realmente no sé qué pensar al respecto, al decir verdad. Simplemente sé que quería mucho al perro», afirma Martha. 

Por tanto, el patrimonio de Bill Dorris está en proceso de ser transmitido a su perro -como indicaba el testamento-, aun así nadie sabe qué es lo que ocurrirá con el dinero restante una vez que Lulu fallezca. 

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